Y la noche que estuve esperando desde hacía un mes, llegó finalmente. Entre lluvias, colas y cansancio por el nuevo empleo. Una tarde lenta y fastidosa dio paso a una noche húmeda y caótica. Y por fin entrar en el recinto, ubicar nuestros asientos y escuchar los comentarios de quienes nos rodeaban acerca de quien abriría el concierto: Roque Valero. Admito que yo también estaba prejuiciada. No podía dejar de preguntarme ¿En serio? ¿Roque Valero para abrir un concierto de Jorge Drexler? No parecía muy buena idea y la comenté: Oye, creo que pudieron buscar una mejor representación local ¿No te parece? Y sí, también le parecía, pero ni modo; no lo organizamos nosotros. Empezaron los aplausos de presión. Que empiece rápido que ya tiene más de media hora de retraso, decían. Sí, que cante rápido Roque Valero, que mientras más rápido se monte, más rápido se baja, escuché decir a un asistente.
Bajaron las luces y entre los aplausos apareció Cheíto Da Silva (me gusta más decirle así desde que vi Punto y Raya) acompañado de Salomón Lerner (piano) y César Natera (violín). Cantó unas cuatro piezas, De puntillas, Nuestra historia, Los balcones de Madrid y Todo va a salir bien, y se despidió entre aplausos para luego volver al escenario para interpretar, además, Vengo a contar contigo y Ciudad Bendita. Y nada, que la actuación de Cheíto (Roque) fue muchísimo mejor de lo que nos esperábamos. Creo que a la mayoría de los que estabamos allí nos pareció lo mismo. E incluso corearon junto a él algunas de sus canciones. Cosa que agradezco. Cada prejuicio que me quito, por pequeñito que sea, es un punto ganado para mi libertad. Así que en cuanto se fue el trío aplaudí en serio, emocionada porque ahora le tocaba a Drexler y honestamente agradecida por su actuación. Entonces bajaron las luces, una iluminación azul apenas dejaba ver el escenario y se encendió un faro.
Ya habían dado aviso de que no se podía filmar, ni tomar fografías con cámaras con flash y sin embargo cuando al fin hizo su aparición en el escenario se ilumaron unos cuantos flashes. El orden de las canciones no lo recuerdo. Menos aún después de que ya pasó una semana. Pero puedo recordar momentos muy particulares. Como cuando acababa de iniciar su presentación y una falla tecnica le hizo modificar el repertorio. Dijo que iba a cantar una canción de alguien a quien admiraba mucho y que no requería sino de su guitarra y su voz para ello. Era una versión en milonga de la tonada El loco Juan carabina. Una de las tonadas más lindas que interpreta Simón Díaz y que de paso es un poema de Aquiles Nazoa. Drexler cumplió con lo que prometió al inicio y más que una presentación de su disco 12 segundos de oscuridad, fue un encuentro con el ruidoso público caraqueño, que lo escuchaba en vivo con la emoción de una primera vez. Así que nos deleitamos escuchando las canciones de su disco más reciente, del disco Eco, de Sea y de Frontera. Causa y Efecto, Milonga del moro judio, Todo se transforma, Fusión, La vida es más compleja de lo que parece, Eco, El pianista del Gueto de Varsovia, High & Dry, Mi guitarra y vos, Frontera, Disneylandia, Polvo de estrellas, La infidelidad en la era informática. Por supuesto también canto Al otro laldo del río, a capella, como lo hace después de que ganara el Oscar por esa canción. Fue un momento mágico porque se paró de su asiento y caminó hasta el borde del proscenio, donde se sentó a cantar, aprovechando las bondades acústicas de esa maravillosa sala hecha por Villanueva y Calder.
Durante mucho tiempo estuve esperando dos cosas, tomar la foto perfecta, la que quedara en mi celular de Salvapantallas y que cantara Sea, esa canción que me resulta profundamente llena de significado. Las fotos no me quedaron muy buenas y ni siquiera las he podido pasar al PC; bueno, no se podía esperar más de una cámara de celular de 1.3 Mega pixels. Y la canción, que pensé que ya no cantaría después de dos salidas falsas fue la última que cantó, después de cantar Soledad y de dar la gracias a los presentes, dieciendo que: ojalá pueda volver pronto y ojalá que me dejen cantar, no como a Alejandro Sanz.
Y cuando quise cantar Sea junto a él ya no podía hacerlo, las lágrimas no me dejaron. Pero después de todo no importa, porque yo fui a escucharlo a él. Además, que no hay mejores fotos que las del recuerdo.
Apenas he escuchado un disco de Drexler, y lo poco que escuché, me agradó. Hay una mezcla de muchas cosas en sus canciones. El amigo que me copió el disco me dijo que el propio Drexler comentó que era un disco para él, dado a ese shock emocional que tuvo con su exposa: que te dejen es duro, pero por alguien del mismo sexo de tu pareja, debe ser durísimo. Canciones melancólicas pero dignas de sentarse, reposado, a prestarles atención. Me alegra tu comentario sobre Valero, debemos comenzar a querer lo nuestro siempre y cuando tenga al menos talento y buena intención musical. Nada como el Aula Magna para escuchar música, cierto? Gusto en leerte.
casi q según lo leo me parece q estuviera allí viendo el concierto.
hay conciertos q tienen eso.esa huella q queda en nosotros y nos acompañará siempre.
de jorge drexler.hay ciertas canciones q son..tan llenas.q llegan tan adentro..
por otra parte.un beso muy grande lennis.
cuídate mucho.y fuerza.
Me gustó mucho eso del placer de quitarse un prejuicio, que me llevó directamente a esa famosa frase supuestamente dicha por Einstein (digo supuestamente, porque en estos tiempos se falsifican tan fácilmente las citas, que hay que andarse con cuidado) según la cual era más fácil dividir un átomo que un prejuicio. También me gustó mucho lo del recuerdo. Evidentemente esas son las mejores fotos, porque uno las altera, quizá involuntariamente, agragándole ese toque personal que siempre hace las cosas perfectas. Algo así como el «arte que sucede» de Silecious y Borges.
Abrazos por allá.
J.L.: Drexler tiene una magia especial. Una mezcla de melencolía y de optimismo, de iconformidad con el mundo y de romanticismo. Así lo veo, tal vez por eso, desde que lo descubrí hace cosa de dos años, gracias a que Edda Armas nos prestó el disco Eco, me gusta tanto. Con respecto a Roque Valero, ya había tenido oportunidad de ver que tiene talento como actor, pero como músico tenía mis reservas (sabes, eso de cantar el tema de la telenovela de moda pues….) Sin embargo quedé gratamente sorprendida, y espero que aún tenga mucho que dar como músico. Y el Aula Magna simplemente es incomparable.
Un beso.
Manolito: Bueno creo que Drexler representa al trovador de estos tiempos por excelencia. Y sí, este forma parte de esos conciertos que nunca se olvidarán.
También besos para tí y cuidate mucho. No te desgastes con tanto trabajo.
Cronopio: Es acertadísima la frase de Einstein (en que caso que sea de él). Los prejuicios es de esas cosas con las que tienes que luchar porque sino, llegan para quedarse y nos hacen esclavos. Con lo de los recuerdos igualmente estoy de acuerdo. Ese momento en el Aula Magna siempre será perfecto.
Un beso
«Cada prejuicio que me quito, por pequeñito que sea, es un punto ganado para mi libertad», hermosa y certera frase!! Un beso!!
Es cierto amiga
no hay que tener prejuicios
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UN FUERTE ABRAZO
Que maravillosa frase: «Cada prejuicio que me quito, por pequeñito que sea, es un punto ganado para mi libertad»
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