Hace unos días, Héctor publicó un post en El subrayado es nuestro en el que hacía mención de algunos libros que le han cambiado la vida. La lista se limitaba a los libros leídos en los dos últimos años. Algunos de los que comentamos redujimos nuestra lista al mismo período de tiempo. Lo que me hizo pensar en una lista más larga: Los libros de toda mi vida. Una lista difícil. Sin embargo, llegué a la conclusión de que el libro más importante, ese me me marcó sin lugar a dudas fue Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez. Lo leí cuando tenía nueve años y fue el segundo (supongo que los de lectura del colegio no cuentan para este inventario), el primero fue El viejo y el mar de Hemingway (Lo terminé por terquedad, porque se me hizo pesadísimo y de él sólo recuerdo la última escena). Así que fue con Platero con quien conocí el gusto por la lectura. De ese tiempo, recuerdo la impresión que me dejaron La fantasma y El cementerio viejo, o cuánto me dolieron La muerte y Platero de cartón. Pero fue unos doce años después cuando el mismo Héctor me hizo notar un pasaje hermoso, haciéndose desde entonces inolvidable.
XLIII
AMISTAD
Nos entendemos bien. Yo lo dejo ir a su antojo, y él me lleva siempre adonde quiero.
Sabe Platero que, al llegar al pino de la Corona, me gusta acercarme a su tronco y acariciárselo, y mirar el cielo al través de su enorme y clara copa; sabe que me deleita la veredilla que va, entre céspedes a la Fuente vieja; que es para mí una fiesta ver el río desde la colina de los pinos, evocadora, como su bosquecillo alto, de parajes clásicos. Como me adormile, seguro, sobre él, mi despertar se abre siempre a uno de tales amables espectáculos.
Yo trato a Platero cual si fuese un niño. Si el camino se torna fragoso y le pesa un poco, me bajo para aliviarlo. Lo beso, lo engaño, lo hago rabiar… El comprende bien que lo quiero, y no me guarda rencor. Es tan igual a mí, tan diferente de los demás, que he llegado a creer que sueña mis propio sueños. (*)
Platero se me ha rendido como una adolescente apasionada. De nada protesta. Sé que soy su felicidad. Hasta huye de los burros y de los hombres…
—
(*) También aquí el subrayado es nuestro.
Muy hermoso libro
y buena elección
la amistad
****************
UN ABRAZO
q he llegado a creer q sueña mis propios sueños..brutal.
me encanta.
sueña por mi.
la amistad.el amor.
un abrazo.
Apreciada Lennis, con gusto leí tu ¿post?. Siempre con buen tino para hacer grata la lectura. Pudiera llamar a esto «sintonía» pues tengo en borrador el primer libro que leí, pero como no tengo a mano las fotos, aún no lo publicaré. Lo cierto es que no recuerdo haber leído este libro, pero la breve referencia es muy linda. Hay libro de libros, y sin duda este es tu libro… Un abrazo.
Carlos Eduardo: La amistad, así como la describe el poeta, siempre será una buena elección.
un beso.
Manolito: Soñar es absolutamente necesario, y la amistad y el amor también, sin ellas la vida pierde sentido.
Besos.
J.L.: Gracias por tus palabras. Espero leer pronto cuál es ese primer libro tuyo. Yo, mientras tanto, sigo recordando los libros de mi vida.
Un beso.
Querida Lennis:
Me detuve un rato a ojear tus posts y me enganché con este, pues en estos días ando justamente pensando acerca de cuáles libros creo han marcado mi vida. Iré a ojear el post de Héctor para ver en qué anda. Pero aprovecho para comentarte que el primer libro que recuerdo haber leído se titulaba «La cabaña del tío Tom», estaba ilustrado y una de sus imágenes pareciera no haberse borrado de mi memoria. El otro libro que ha sido y es aún hito en mi vida es «Terredad» de Eugenio Montejo. También ha sido fundacional para mí ellibro «Louis I. Kahn. Idea e imagen» que sobre la obra de ese arquitecto escribiera Christian Norberg Schulz, un importante crítico de arquitectura.
Bueno, otro gran abrazo. Nos vemos pronto.
De verdad que el pasaje que trascribiste es hermoso.
¡Gracias!